- Área: 302 m²
- Año: 2015
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Fotografías:Hector Santos-Díez
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Proveedores: Forbo Flooring Systems, Knauf, Technal, VMZINC
Descripción enviada por el equipo del proyecto. El Monasterio Cisterciense de Sta. María de Armenteira se ubica en la ladera occidental del monte Castrove, una estribación montañosa que separa el valle del Salnés de la Ría de Pontevedra. Su origen se remonta a la Alta Edad Media, posiblemente en época pre románica y responde perfectamente al arquetipo cisterciense, ya que se trata de un valle virgen y poco accesible, rodeado de montañas, con cauce de agua y alejado de los núcleos de población.
El monasterio
La iglesia, situada al norte del conjunto, es la única parte que se conserva del monasterio original; se inició en 1167 y se terminó hacia finales del siglo XII o comienzos del XIII. El resto del monasterio mantiene la primitiva organización de estancias en torno al claustro central, pero es una obra realizada en su mayor parte durante los siglos XVI al XVIII.
El proceso desamortizador llevado a cabo en el s. XIX abocó al monasterio al expolio y la ruina hasta que, en 1963, se constituyó la Asociación de Amigos del Monasterio de Armenteira. Las obras acometidas por la asociación supusieron la conservación de los pocos restos de valor existentes en el monasterio, en especial el claustro y las cocinas, aunque también ocasionaron la desaparición de otras zonas del mismo, como la antigua ala de “novicios”, que se extendía al sur del conjunto.
Las monjas cistercienses
Posteriormente, desde 1989, un grupo de monjas cistercienses procedentes de Alloz (Navarra), ocuparon las dependencias monasteriales, constituyéndose actualmente en una congregación independiente. Para su sostenimiento económico, las monjas cistercienses han iniciado la fabricación artesanal de jabones, cremas y perfumes ecológicos de patente y producción propia, una actividad que necesitaba de un nuevo taller donde se realizarían los trabajos necesarios para la elaboración de los productos cosméticos mencionados, así como las labores complementarias de recepción de materias primas, almacenamiento y posterior expedición.
El taller
El nuevo edificio se ubica al sur del conjunto monasterial por su fácil acceso, privacidad y favorable orientación, además de que la topografía de esta zona posibilita que la práctica totalidad del programa se pueda albergar bajo la rasante existente. De este modo se busca recuperar la huella histórica de la antigua ala de novicios cuya traza, evidenciada por las excavaciones arqueológicas, emerge nuevamente al exterior a través de unos potentes muros de granito que determinan el perímetro de la nueva edificación.
La estructura industrial ligera y modular del taller adquiere su propia dimensión entre estos muros, buscando así la máxima flexibilidad de uso. De este modo, el jardín superior y los elementos de transición y unión con las antiguas dependencias monacales adquieren una relevancia fundamental. Por último, todas las actuaciones planteadas se realizan considerando la posibilidad de su futura y total reversibilidad.